Medellín, junio 25 de 2009

Ayer en la tarde, la señora Emperatriz Chavarriaga, de 47 años, perdió el último de los dientes de leche que conservaba desde la niñez. Su esposo, Norberto Vallejo, cuenta que Emperatriz se le acercó sosteniendo un hilito que le salía de la boca: “Muy tranquila fue llegando y me dijo: mijo, jale durito que ya no me aguanté más esto.” Vallejo asegura que intentó convencer a su esposa de acudir al odontólogo, pero esta se negó: “¿De cuándo acá se necesita odontólogo para sacar un diente de leche?”, le dijo la señora a A-Pin. Según explicó la propia Emperatriz –quien alcanzó a cursar cinco semestres de odontología antes de optar por la vida familiar- el caso es muy atípico, y se debe a un defecto congénito en el que no se produce el diente permanente: “Me dio mucho pesar. Imagínese: toda la vida con el dientecito… Pero hace dos años viene flojo y esta semana no me dejaba ni dormir porque se movía mucho”, contó la mujer, quien añadió en tono solemne: “Era mi pieza dental número 85, es decir, mi primer molar inferior izquierdo de leche. A lo mejor me hago un chancecito con ese número”. (Para A-Pin, informó Padre Responsable)