Bogotá, marzo 19 de 2009

Ayer al mediodía, Ana Lucía Rojas, docente del colegio Granada Nueva, notó con extrañeza que todo el interior de su casa estaba cubierto por un fino polvillo blanco, concentrado especialmente en su cocina. «Al principio pensé que la empleada había regado harina o algún otro producto por todo el apartamento… Como es tan descuidada…», declaró. Sin embargo, a las 3:00 p.m., y justo en el momento en que esta reportera de A-Pin se disponía a degustar el polvillo para determinar de qué se trataba, el esposo de Rojas, José Salgar, arribó al apartamento. Salgar -que venía de pasar varias horas dando de comer a las palomas en un parque cercano- explicó que el polvillo provenía de la pared posterior del edificio, pues estaba siendo descascarada para volver a pintarla. La profesora, avergonzada, se disculpó argumentando que su esposo no le comunicaba las cosas a tiempo, a lo cual el esposo comentó: «es que es muy despistada y no se acuerda de lo que le cuento». (Para A-Pin, informó América)