Medellín, octubre 8 de 2009

Ayer al mediodía, la estudiante de Antropología Ángela Trujillo, de 22 años, se vio obligada a comer mondongo* en casa de su novio Manuel Ramírez, con quien sostiene una relación hace 4 meses. “Es que mis papás tenían muchas ganas de conocerla. Yo no sabía qué iba a ser el almuerzo de ayer, pero como el mondongo es la comida especial de la casa, a mi mamá le pareció que ameritaba para la ocasión”. La joven Ángela, de hábitos vegetarianos, contó: “Me impresionó mucho cuando me sirvieron ese plato lleno de una especie de toalla que yo jamás había visto. Se me revolvió el estómago, pero ni modo de hacerle el desplante a los suegros. La primera impresión es la que cuenta”, afirmó. “Yo veía que ella cogía caldo y le ponía aguacate y banano. Y sí se demoró un poco más de la cuenta, porque ella normalmente come muy rápido”, puntualizó Manuel. A-Pin confirmó con los padres del joven que, efectivamente, su novia sí les causó buena impresión: “Qué niña más querida, no es remilgada como otras muchachas que han venido acá”, afirmó Gloria Martínez, madre de Ramírez y autora del mondongo. (Para A-Pin, informó Pipapuz)
*Primo americano de los “callos a la madrileña”: caldo hecho con panza de res picada y pierna de cerdo, sazonada con arracacha, arvejas, zanahoria y cilantro, entre otras yerbas y verduras. Se suele acompañar de arroz, aguacate, arepa, y una larga siesta…