Armenia, Quindío, diciembre 19 de 2009

Ayer en la mañana, la escritora Nohemy Claros, de 23 años, después de ver en el noticiero el sonriente rostro de Herta Muller, decidió borrar de la memoria de su computador las cien páginas de una novela en gestación. “Los personajes no eran verosímiles. En todo caso, la escritura no fluía como esperaba”, declaró. Ángel Guzmán, aprendiz de panadero que lleva tres semanas flirteando con Claros, se mostró compungido: “Ella escribe muy bonito. No sé qué la hizo desistir del proyecto”, afirmó entre balbuceos. Con un mohín a medio camino entre el sarcasmo y el abatimiento, la joven lamenta la pérdida de tiempo en “empresas condenadas de antemano al fracaso”. Se conoció antes de cerrar edición que un imprevisto regalo de Guzmán levantó el ánimo de la narradora. Un libro de relatos de Julio Cortázar envuelto en papel celofán la motivó a escribir en una agenda la primera línea de un cuento. “No lo sé, tal vez lo mío sea el nocaut”, subrayó. (Para A-Pin, informó Peperina)

Esta noticia de Ángel Castaño Guzmán compitió hombro a hombro para quedar entre las cinco finalistas del Primer Premio GRAN PINOCHO de Microficción Periodística, 2009.