Envigado, diciembre 30 de 2009
Daniel Ortega, joven poeta, de 19 años de edad, sufrió ayer en la noche un ataque de compasión al atestiguar el violento trato que se le daba a un control remoto, en casa de la familia Gil Múnera, en donde se golpeaba con fuerza para que cambiara los canales de televisión. La estudiante de bachillerato, Xiomara Gil, de 16 años, explicó a A-Pin: “Desde hace por ahí dos años que empezó a fallar, le gastamos un montón de plata en pilas creyendo que era que se las comía rápido, pero mi hermana descubrió que con unos cuantos golpecitos, cada par quedaba durando un resto”. Según Sofía Múnera, madre de Xiomara, todos quedaron apenados con Daniel a quien no conocían de antes, pero asegura que para ellos esa situación se había vuelto una costumbre que pasaba desapercibida. Con una cara de tristeza y de casi indignación, Daniel declaró a este reportero: “Si va a publicar el artículo yo quiero que quede claro que es por cosas como esta que le dan ganas a uno de dejar de ser poeta y volverse ingeniero”. (Para A-Pin, informó Gerónimo Aranda)
Esta noticia de Gabriel Lopera participó en el Primer Premio GRAN PINOCHO de Microficción Periodística, 2009.
El titular sobre el aparato de mi casa sería «Control remoto sobrevive a más de mil caídas».
Ay mi amigo, hay que afrontar la violencia de la vida que se refleja hasta en el trato a un contro, ademas cuando se es poeta nada se puede hacer, nada mas se puede ser, uno esta condenado a lo que es, solo queda afrontarlo y mirar el mundo con los ojos que un ingeniero no lo haria.
Con melanconlia
Sebastian castro
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