Por: Tiberio Arroyave
En nada se expresa mejor la condición humana, nuestra eterna avidez de novedades, como en nuestra permanente sed de variedad y diversidad, nuestro gusto por las mezclas. Sin esas mezclas no seríamos lo que somos, y el primer “casao”* es uno y la otra, o el otro y el otro, o la otra y la otra: el hecho es que nos fascinan las combinaciones de todo, de colores, de climas, de paisajes, de cuerpos, de formas.
Pero sobre lo que quiero llamar la atención es sobre nuestra disposición muy fuerte a juntar alimentos sencillos. En Antioquia se llaman «casaos» y son muchos y muy variados. Salgámonos del mapa y empecemos por mencionar los primeros de que se tenga noticia y me remito al pan y el agua, muy duro, elemental, pues estar a pan y agua es estar casi cerca de la muerte o sometido a un castigo tremendo. Pero pan y agua son vida y con el pan empieza el gozo. Pienso en el pan con aceite de oliva de los pueblos a orillas del Mediterráneo y ya voy alejándome de los orígenes. Pan y vino y venga Marcelino a la memoria, acerquémonos más y lleguemos de nuevo a esta tierra del maíz y evoquemos ya la natilla con buñuelos, giremos alrededor del queso y veámoslo elevarse a un estado de incipiente belleza cuando se une a la breva en almíbar, sigamos con el queso y mezclémoslo con la guayaba condensada, el dulce bocadillo con queso es un rey popular que corre en bandejas por nuestras calles calmando el hambre del más humilde. El bocadillo se casa desnudo con la leche fría y eso permite a un mensajero de farmacia llegar en su bicicleta al último rincón de la ciudad.
Son también “casaos” el chorizo con arepa, el mango verde con sal, la sal también casa con el chontaduro y el maní. Pongamos la brújula en orden y veremos que la sal extiende la vida de lo que la reciba, sin sal no hay bautizo, ni huesos duros, todas las carnes y los pescados con sal se elevan casi al filo de la eternidad. Esa es la sal del cuento y no hay cuento sin sal.
Otros “casaos” humillan o exaltan la imaginación y expresan la búsqueda de la rareza pura o de la salud del alma o del cuerpo perdidas: anchoas con mermelada para extremos, piña con coco para los constipados, arepa con chicle para desesperados, carbón en polvo con leche para los envenenados, grasa de gallina con miel para los asmáticos y vinagre con hiel, muy recomendable para recordados maestros del pasado: Leticia mi maestra de segundo, te lo dedico.
*Por si las moscas, “casado”: solemne unión de dos partes o trozos.
Somos muy buenos para los «casaos». A mi papá le gustaba la almojábana con helado, la que él se comía con el helado que comíamos nosotras.
Me gustó mucho la columna, mi casao’ favorito: rosquitas la reina con aceitunas!
Son inolvidables: chocolatina jet con papitas, chitos con cocacola, leche en polvo con azucar, empanada con arepa.
Pero sí, el mejor es queso con bocadillo, el mismo queso pera
Mejor que las dos anteriores Tiberio, ahí va aprendiendo, fresco y sin rollos
me gusta el ritmito de la columnita, pero ese final me parecio fatal, uno se imagina que dirá esa pobre maestra
Tostacos con arequipe uf uf uf
Tinto con arepas… o mazamorra con panela
Este casao de APin con opinión.
Casao de pan con empanada en el parque del poblado… que bueeeeeno
volvi a mi infancia cuando lei «leche en polvo con azucar» ahora llego a la casa a comer ese buen casao, pero otro muy bueno son las rosquitas con colombiana
ayyyyyyyyyyy el mio era gelatina con galletas saltín o en el desayuno echarle a la aguadepanela o chocolate caliente pedacitos de queso……..
Nunca lo hice pero que hay del casao de pan con salchichon y malta?
Chicle con papitas… y sentir como se forma una sustancia gelatinosa en la boca… Para muchos, desagradable.
😀