Pereira, Colombia, febrero 15 de 2010

Ayer por la tarde, Adela Macías, de 16 años, se ruborizó al creer que Luis Vidales la miraba fijamente desde la esquina izquierda del comedor familiar. Sin saber cómo reaccionar ante esos impasibles ojos, se levantó de la silla, pidió excusas y se retiró al baño. “Me miraba sin pestañear, había algo en la intensidad de sus pupilas que me inquietaba”, declaró Macías entre carcajadas. Al regresar del baño, Adela se percató de que Vidales tenía puesta su atención en la opaca superficie del comedor. Extrañada, le preguntó a su primo Valentino Macías, de 25 años, quién era el desconocido comensal. “Apenas le conté que Luis era el tío ciego de mi novia, el rostro de Adela cambió por completo”, afirmó Valentino. “Pensé que me estaba coqueteando, qué tonta fui”, dijo la jovencita al tiempo que seguía con su pie izquierdo la melodía de una canción de moda. (Para A-Pin, informó Peperina)

Esta noticia de Ángel Castaño Guzmán participó en el Primer Premio GRAN PINOCHO de Microficción Periodística, 2009.