Envigado, junio 1 de 2010
Las hermanas Aleida y Sor Mejía, de 23 y 25 años, arribaron anoche al bar La Cabaña luciendo prendas exactamente iguales: blusa de tiras naranja, falda de bluyín y sandalias blancas. Las mujeres iban acompañadas por Antonio Mejía, su padre, a quien invitaron a salir con motivo de su cumpleaños, y quien le describió a A-Pin los momentos previos: «Antes de salir de la casa cada una se metió a su cuarto a arreglarse y al rato aparecieron igualiticas… ¡Yo creí que se habían puesto de acuerdo!». Sor, después de saludar a un amigo, refutó: «Nooo, fue pura coincidencia, quedamos uniformadas como cuando estábamos chiquitas». Luego se rió, ordenó un coctel y continuó: «Pero a ninguna de las dos le dio la gana de cambiarse», dijo. Su hermana Aleida, un tanto descompuesta, declaró: «Qué pena, qué pensará la gente, ¿que trabajamos de acompañantes o algo así?». Antonio le restó importancia al hecho y les dijo que ambas estaban «muy bonitas». Consultado sobre su impresión, uno de los clientes del bar afirmó: «Lo que me sorprende es que salgan vestidas así con el frío que está haciendo». (Informó A-Pin)
Es un caso muy interesante. Yo hubiera asesinado a mi hermana si la veo con el mismo vestido que yo. Afortunadamente soy hija única.