Para desalentar los ladridos de su perro Paco ante la presencia de dos visitantes, la señora Judith Enríquez decidió encerrar al animal, de raza french poodle, dentro de la canasta de una carretilla de plástico que generalmente usa para transportar compras del día a día u objetos livianos dentro de la casa. «A veces pongo a Paquito encima de la lavadora para que no friegue, pero como vi la canasta ahí al lado me dio por esas, para que aprenda y deje de ser grosero». La maniobra, que fue presenciada por su hijo menor y dos amigas que recién llegaban para pasar con él una tarde de estudio intensivo, consistió en voltear la canasta y ponerla rápidamente sobre el perro, que cambió entonces los ladridos por el llanto y los chilidos agudos, y logró ser rescatado cinco minutos después para posteriormente ser encerrado en la cocina. (Informó: A-Pin)