Medellín, septiembre 30 de 2010
Anoche, cuando le faltaba poco para terminar una novela, al publicista Daniel Henao, de 32 años, se le fundió la lámpara de su mesa de noche y decidió irse al baño a rematar la lectura. “Me faltaban quince páginas cuando pum, se murió el tubo de luz . Y como la semana pasada se me quebró la lámpara del escritorio, pues me metí al baño, que tiene buena iluminación”, contó el hombre. Según dijo, se trataba de “El juguete rabioso”, novela del argentino Roberto Arlt: “No me convenció mucho al principio, pero se fue poniendo buena”, aseguró. Según versión confirmada por su esposa, María Robledo, a medida que Daniel avanzó en la lectura sintió que se le cansaban los ojos y optó por subirse al sanitario para tener la luz más cerca del libro: “De pronto me asomé al baño y lo vi ahí parado encima de la tasa leyendo. La cosa más rara del mundo”, comentó la mujer, quien afirmó que Daniel sólo le dijo: “Tranquila Negra, es que se fundió la lámpara y estoy en la mejor parte”, y “siguió leyendo hasta que lo cogió la risa”. “Es que ese final es una locura”, remató Daniel, rascándose la cabeza. (Informó: A-Pin)
Jaja… No hay nada mejor que reirse leyendo un libro, para que despues caigan las miradas de algun expectador que amarra o suelta la palabra «loco»…
Ah pero qué reporte tan brutal. Buena instancia a darle otro chance a Artl, pues por acá aún no convence.