Durante la tormenta que la semana pasada azotó buena parte de Medellín, causando inundaciones y estragos en las calles, un habitante de la calle se robó el «show» en la carrera 80 con calle 49 y le puso comedia al drama. Los hechos sucedieron en momentos en que la fuerza del agua entraba a los locales comerciales y una vagoneta estaba atascada en la tapa de una alcantarilla, lo que había propiciado un ambiente de solidaridad entre los vecinos.

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«Todo se puso negro, parece de noche», había dicho una cajera de la cooperativa Confiar en el sector de Calasanz minutos antes de que se precipitara la tormenta. Eran las 3:15 de la tarde.

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Pocas personas se atrevieron a ponerle el pecho a la granizada. En minutos, las calles y aceras se convirtieron en una laguna, donde ni los zapatos ni los pedales de las bicicletas veían la superficie.

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Uno de los casinos del sector fue víctima del oleaje provocado por los vehículos que pasaban. Allí, dos señoritas armadas con escobas luchaban contra el agua. Para facilitar el desagüe, dos empleados saltaron al arroyo para destapar una alcantarilla.

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Las bolsas de basura también navegaron por las calles, casi a la velocidad de los carros.

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Dos mujeres quedaron atrapadas en su vagoneta escolar luego de la fuerte tormenta, al caer una de sus ruedas en una alcantarilla destapada. Desde el andén, un grupo de personas les recomendaban calma.

Escuche…

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Y en medio del drama, aparece un personaje que ameniza la situación…

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Al final, cuando la lluvia había terminado, la gente se empezó a preparar para regresar a casa. «Tengo los zapatos empapados», dijo la señora de la foto, esperando a que el «loco» se alejara un poco más para emprender su camino.