Medellín (APin). En la mañana de ayer, la docente y diseñadora Lina Buitrago, cuya edad no trascendió a los medios, se metió a la ducha, se enjabonó y estregó con las gafas de leer puestas. “Cuando me iba a echar el champú fue que caí en cuenta porque estaba más ciega que nunca y era que las gafas ya se estaban empañando”, relató Lina, quien acostumbra bañarse con agua tibia. Mientras algunos allegados adjudicaron el hecho a un “eleve normal”, otros se lo achacaron a la edad. “Así se empieza, después va a encontrar el control remoto en el congelador”, declaró Cristina Pulgarín, de 46 años. Por su parte, la afectada confesó que casi siempre antes de bañarse lee su correo en busca de novedades: “pero estoy segura de que muchas veces me he despertado justo en el momento en que me mojo la cabeza… es que me da muy duro madrugar”. APin conoció que tras quitarse los lentes, la mujer los puso encima de la puerta corrediza de la ducha donde los dejó olvidados. “Me tocó todo el día andar con los de repuesto que afortunadamente están con la fórmula buena”, puntualizó.

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