El Retiro, febrero 25 de 2009

Isaac Ortiz, con apenas un año de edad y vecino del municipio de El Retiro, Antioquia, fue diagnosticado por los médicos de su pueblo con el Síndrome de los Aplausos. Según sus padres, no ha parado de llorar desde que dejaron de aplaudirlo cuando dio sus primeros quince pasos en el corredor de la casa hace cinco días. Cuentan los testigos que mientras más le aplaudían, más avanzaba el niño, pero tan pronto alcanzó a su hermano al final del corredor cayó al piso, su familia dejó de aplaudirlo y comenzó a llorar tirado en las baldosas. “Estamos muy confundidos -aseguró Omar Ortiz, padre del niño- Al principio pensamos que le dolía algo, que quería tetero o que tenía sueño, pero después de una semana en las mismas ya hemos descartado todo”. La única forma de aliviar su lloriqueo, dice Rubiela, la mamá, es descargándolo en el piso para que camine, y aplaudirlo. La familia intentó conseguir una máquina de aplausos fabricada en 2008 por estudiantes de ingeniería de diseño de la Universidad EAFIT, pero les informaron que viajaron a ciudad de México, contratados por el Circo de los Hermano Gasca. (Para A-Pín, “El Corresponsal de Pipiripao”)