New York, marzo 13 de 2009

Con gran sorpresa y frustración, la odontóloga Olga Acosta descubrió anoche al llegar a su casa que los gabinetes que ocupaban su cocina desde hace dos años, habían sido mal instalados. “No entiendo muy bien qué ha podido pasar, todo parecía en perfectas condiciones, pero ayer al tratar de instalar un microondas de pared nuevo, el aparato no entraba”, dijo entre lágrimas esta colombiana, residente del barrio Glendale. A-Pin habló con el electricista Edwin Badía, quien se mostró bastante indignado porque Acosta se negaba a pagar la totalidad del trabajo: “Ella dice que la cocina estaba bien hasta que nosotros vinimos. ¡Pues claro! ¡Si no cumple con las medidas estándares de las cocinas modernas! Ella debe cancelarnos el trabajo, eso no es nuestra culpa”. Algunos vecinos que se agolparon a la entrada afirmaron que la cocina estaba bien antes de la llegada de los trabajadores. Tras dos horas de negociaciones, y de la presencia de la Policía, Acosta aceptó pagarle al electricista y al carpintero, quienes para poder dar paso al moderno electrodoméstico habían tenido que cambiar de lugar los gabinetes. (Para A-Pin, informó Candelaria Mirona)