Medellín, marzo 18 de 2009

Gran consternación familiar ha generado la adicción de doña Inés Jiménez de Castro, de 86 años de edad, por las pelotas de espuma. Nora Castro, una de sus hijas, asegura que “no suelta una pelota desde que salió de la clínica hace veinte días”. “Lo raro es que sólo le gustan de color rojo encendido, el mismo tono de su pintalabios preferido”, dijo, y jura que su madre no abandona la pelota ni para rezar el santo rosario. “Esa adicción está más fuerte que la del rivotril”, comentó su esposo Jorge Luis Castro, quien cuenta que doña Inés toma esa pastilla hace 20 años para conciliar el sueño. Aunque A-Pin pudo confirmar que se trata de las famosas pelotas de espuma antiestrés, la abuela niega estar agobiada por algún tema en particular: “Me gusta tenerla en la mano, eso es todo, ¿por qué todo el mundo me pregunta lo mismo?”, dijo, sin dejar de apretar una en su mano derecha. Las autoridades ya están analizando los componentes de las pelotas, y una fuente confiable reveló que al parecer la materia prima proviene de Mongolia y contiene una alta dosis de azufre. (Para A-Pin, informó el Corresponsal de Pipiripao)