Medellín, marzo 28 de 2009

Luego de casi 35 años dedicados a su profesión de odontólogo, el señor Diego Posada lamentó ayer en la tarde, a casi un año de jubilarse, que durante todo este tiempo sus pacientes lo hayan dejado hablando solo. “Yo he tratado de que se sientan más cómodos en la consulta, hago preguntas cotidianas o hablo temas de interés general, pero rara vez alguien me responde”, le dijo el señor Posada a A-Pin. Rosalía González, auxiliar de odontología del centro de salud Siglo XVIII, sostiene que “el doctor tiene una autoestima muy baja, y por eso malinterpreta la reacción de la gente”. Al respecto, la paciente Isabel Restrepo, asegura: “el doctor es muy querido, tanto que es al único que le confío mis cálculos, pero tiene el vicio de conversar cuando uno tiene la boca abierta. Yo sí trato de responderle con gestos, pero parece que no es suficiente”. A pesar de las explicaciones de sus pacientes, el doctor Posada insiste: “a lo mejor sí les cuesta trabajo responder, pero de pronto es que tampoco les cuento nada interesante, ¿no?”, dijo, mientras colgaba su delantal al final de la jornada. (Para A-Pin, informó Pipapuz)