Medellín.

Ayer en la tarde, en el barrio Fátima, el poeta Luis Fernando Jiménez no pudo contener la emoción que le produjo ver a una vecina barriendo las flores caídas de un guayacán amarillo. Según Javier Jaramillo, dueño de una tienda de abarrotes ubicada a escasos metros del árbol, “el hombre venía caminando tranquilo y de pronto se frenó como si hubiera visto a la novia con otro”, afirmó, suspendiendo por un momento las cuentas que hacía sobre un trozo de cartón blanco. En conversación con A-Pin, el poeta Jiménez –autor de dos colecciones inéditas- explicó que todos los días pasa junto al árbol, pero lo que vio ayer lo sobrecogió: “esta semana ha sido muy bella: el lunes era un chamizo sin hojas, el miércoles amaneció hinchado de flores y ayer comenzaron a caer una por una… y ahora cuando vi a doña Rocío barriéndolas tuve una revelación: que la muerte no es ningún esqueleto vestido de negro, sino esto: una señora gordita barriendo flores con un rastrillo…”. Tras su declaración, Jiménez se apartó y se sentó en un murito a escribir en una pequeña libreta negra. (Para A-Pin, informó Padre Responsable)