Medellín, mayo 15 de 2009

El domingo pasado, después de almuerzo, Juliana Escobar bajó a abrir a sus tíos la puerta del edificio ubicado en el barrio Aranjuez. “Me tienen de portera, mis papás se despiden relajados y me hacen bajar a mí”, dijo la quinceañera. Detrás de la joven iba Ignacio Gil, docente de 57 años, quien se tropezó en la última escala y cayó. “Solté la carcajada, no me aguanté” cuenta Juliana, “es que pegó pelos como en cámara lenta”. Magnolia Ruiz, esposa del señor Gil, lo ayudó a levantar y le zampó una palmada en la boca a su sobrina: “Las niñas de ahora no respetan, en vez de ayudarlo se descosió de risa”, explicó, “pa’ eso si están listos ¿no?, pa’ gozarse a los demás”. Los padres de Juliana, aunque molestos por la insolencia de su hija, revelaron desacuerdo con la actitud de Magnolia. “Es que a la niña no le pegamos hace años, y eso que siempre es altanerita. Uno la regaña y la castiga, pero no más”, expresó la mamá de Juliana, mientras que el papá opinó “Esa Magnolia parece un tití, donde tuviera hijos, avemaría”. Aunque salió ileso del resbalón, Ignacio no quiso dar declaraciones. (Para A-Pin, informó ColoresMari)