Medellín, mayo 25 de 2009

Ayer en la mañana, la familia Vélez Toro descubrió que su mascota, un pez beta llamado “Orlando”, había amanecido sin cola y con un par de aletas menguadas. Según Guillermo Vélez, cerca de las 7:00 a.m. se acercó a alimentarlo y lo encontró “varado entre las piedras del fondo”: “pensé que ‘Lando’ había estirado la pata: él siempre se acerca a la superficie cuando lo vamos a alimentar, y ni se inmutaba golpeándole el vidrio…”. Estela Toro, su esposa, cuenta que la cosa se puso peor minutos después: “Cuando ‘Memo’ me dijo que viniera a ver el pez me asusté, pero usted no se imagina lo que me dio cuando por fin se movió y le vimos esa cola mocha y la aleta de la derecha toda desplumada, ¡parecía un nazareno¡”. Fernando Serna, empleado del acuario Pez y Espuma que atendió la llamada de auxilio de los Vélez, les explicó que morderse cola y aletas es un síntoma habitual de estrés en los peces beta, y les hizo tres preguntas: “¿no le cambian el agua hace más de un mes, la pecera recibe luz artificial hasta tarde, el animal se mantiene bien informado?”. Y todas resultaron afirmativas. (Para A-Pin, informó Padre Responsable)