Bogotá, junio 1 de 2009

Ayer en la mañana, la Policía Metropolitana frustró el retrato oficial de la familia de un vendedor ambulante en la Plaza de Bolívar. Reinaldo Atehortúa, comerciante de maní y arequipitos*, había citado a sus familiares a las 11:15 a.m., y según contó el fotógrafo Amado Zuluaga, “estaba intranquilo, y dejó el carrito de dulces junto al atrio de la iglesia para estar pendiente”. Rayando las 11:35 aparecieron su madre, su abuela y sus cuatro hijos, quienes “no alcanzaron a lavarse los dientes por el afán”. “Yo me apuré porque tenía otra contrata. Todos se acomodaron y cuando dijeron ‘wisky’, don Reinaldo pegó tremendo grito”, narró el fotógrafo: tres policías bachilleres estaban decomisando el carrito de dulces. “Mal ubicado. En los atrios de las iglesias no se puede vender nada”, aseveró Henry Bernal, coordinador de Espacio Público. Según testigos, Atehortúa lanzó improperios contra la administración y derramó algunas lágrimas. El incidente les produjo tal desolación, que la toma de la foto fue aplazada. A-Pin estableció que los arequipitos desaparecieron en la estación de policía. (Para A-Pin, informó Lía)
*Porcioncitas de dulce de leche acaramelado.