Buenos Aires, agosto 20 de 2009

Ayer en la noche, al colombiano Edgar Sánchez, de 25 años, no le quedó otra opción que pegar su nariz a un pollo crudo y próximo a descomponerse. “Esas son las cosas que sólo me pasan a mi”, protestó el estudiante, quien se está especializando en Derecho Penal en la UBA*. El hecho ocurrió en el Hostal Congreso, donde tiene que compartir la cocina con otros huéspedes. “Yo simplemente entré a sacar un queso crema de la nevera y ahí estaban Roxi y un muchacho que llegó hace poquito al Hostal”, afirmó Sánchez. Por su parte, Roxana Fuentes, informó que el nuevo huésped se llama Ariel, y según sus palabras “se estaba haciendo un lío con un pollo inmenso”, y añadió: “lo miraba por todos lados sin saber como cortarlo hasta que empezó a refunfuñar”. A-Pin pudo hablar con Ariel, quien confirmó que “el pollo estaba raro, pero me quedaba la duda, así que aproveché que entró el chico y le pedí que lo oliera”. Sánchez explicó que accedió a oler el pollo para no parecer “descortés”, y describió el olor como “fuertecito”, y agregó: “fue horrible ver como fue acercando ese pollo entero a mi cara”. (Informó: A-Pin)
*Universidad de Buenos Aires.