Medellín, septiembre 7 de 2009
Ayer en la tarde, durante una reunión de trabajo extraordinaria en la litografía Santa Luisa, el corrector de textos Delio Valencia se mofó de la manera en que fueron marcadas las veinticinco cajas de libros que serán enviadas en próximos días a un stand de la Fiesta del Libro. Valencia consideró como una “evidente redundancia” el hecho de que cada una de las cajas –apiladas en un rincón del local- fuera marcada con la palabra “Caja”, seguida de un número entre 1 y 25: “¿A quién le puede caber la menor duda de que lo que tiene al frente es una caja? Con el número bastaba y sobraba…”. Diego Callejas, gerente de la litografía, prefirió no “ahondar en el tema”, y desestimó los comentarios de Valencia: “esas son puras ganas de poner pereque*; las cajas llevan ahí varios días y es la primera persona que pone problema por eso”, afirmó desde su escritorio, mientras revolvía un pequeño cerro de facturas de color rosado. El mensajero de la empresa, Manuel Velásquez, declaró detrás de una puerta, haciendo un esfuerzo por no reír: “¡Muy fino Delio! ¡Qué elegancia como se la aplicó a Don Diego!”. (Informó: A-Pin)
*Poner pereque: llamar insistentemente la atención sobre asuntos minúsculos, con el único objetivo de llamar la atención sobre sí mismo. «¡No le cuenten a doña Julia, que a ella le encanta poner pereque por todo!»
Ay, me sentí identificada. Yo he marcado cajas así.