Ayer en la mañana, nada más abrir los ojos, el señor Martín Salavarrieta apreció un desnivel en el colchón de su cama. Para este arquitecto de 31 años, “fue toda una sorpresa comprobar que el desnivel estaba causado por un peso, que ese peso pertenecía a un cuerpo, y ese cuerpo a una mujer. Lo último que recuerdo es pedir una ronda de tequilas con Darío y Sebastián; luego he despertado junto a ella», declaró atribulado. Consultados por A-Pin, sus amigos de correrías se mostraron incapaces de recordar la procedencia de la extraña. Sebastián Marías se encogió de hombros y recordó que no iba solo cuando le vio marcharse: “Pero como a esas alturas veía doble, pensé que iba acompañado por sí mismo”, dijo. Confuso todavía, Martín esperaba a última hora de la tarde a que la mujer saliera de sus sueños: «Me preocupa que haya venido conmigo a casa y yo no lo recuerde, pero me preocupa aún más que ya estuviese aquí antes y no me haya dado cuenta», concluyó. Según se supo luego, la desconocida respiraba, mientras tanto, con un leve ronquido, como un susurro. (Para A-Pin, informó Fernando Remitente)