Bogotá, octubre 19 de 2009

Este mediodía, Marcela Martínez, niñera antioqueña recién llegada a Bogotá, se arrepintió de haber cambiado de restaurante a la hora del almuerzo. «Cuando salí de la cita médica que tuve al mediodía me encontré con Vicky, y como vimos un lugar como muy elegante al frente del consultorio nos animamos a entrar: siempre es bueno darse sus gusticos de vez en cuando», precisó la mujer, de 29 años, quien asegura que jamás regresará al restaurante Zoot. «Pedí una ensalada de espinaca suponiendo que, como en mi tierrita, iba a ser suficiente para almorzar. Y como estaba de afán ni me fijé qué ingredientes tenía», manifestó. Según ella, al llegar el plato, «elegante, pequeño, con varias hojas de espinaca, aceite de oliva y dos tajadas de queso», su desilusión fue enorme, pues inmediatamente supo que «iba a quedar con hambre». Esta corresponsal habló con Victoria Rodríguez, la amiga de Marcela, quien afirmó: “Marce no reclamó por el menú, como habitualmente lo hace cuando tiene motivo, porque cuando volvió a mirar la carta tuvo que reconocer que la ensalada era, como decía ahí, de espinaca”. (Para A-Pin, informó Pancracia)