Alicante, España.

Alrededor de las diez y cuarto de esta mañana, en el patio del Colegio Público Calvo Sotelo, la niña Verónica Ruipérez, de nueve años, mostraba a sus amigas la nueva melodía que había descargado en su teléfono móvil, cuando un bocadillo* le impactó en plena cara. «No lo vimos venir», contó Julia Astorga, compañera de la niña: «Un momento estaba de pie y al segundo, ¡plaff!: de espaldas al suelo». José Such, conserje del centro, asegura que vio volar el bocadillo pero no tuvo tiempo para detenerlo: «Venía envuelto en papel de plata y, por ser de baguette**, era aerodinámico como un misil». Según parece, este tipo de ataques son cada vez más frecuentes. «Los agresores aprovechan el revuelo del patio para actuar sin ser vistos», lamentaba Asunción León, directora del centro. Anselmo Ruipérez, padre de la niña, se mostró muy indignado cuando fue a recogerla: «Si los bocadillos se utilizan como arma, entonces deberían prohibirlos», afirmó, tras ver el cardenal*** que crecía en el rostro de su hija. (Para A-Pin, informó Fernando Remitente)
*Emparedado, sandwich, sánduche, torta. El resultado de poner cualquier cosa entre dos tajadas de pan. No confundir con el bocadillo que se consume en Colombia: dulce de guayaba compactado en bloques.
**Lonja de pan francés.
***Morado, rojo. Hematoma.