Medellín, noviembre 12 de 2009

Seis minutos tratando de cambiar un bombillo del techo de su casa fueron suficientes para que, anoche, el abogado Roberto Beltrán, de 53 años, se sintiera cansado. “Como don Roberto es tan bajito le tocó pararse en ese butaquito* para poder alcanzar”, dijo Neli Zuleta, empleada doméstica del hogar. Diana Avendaño, esposa de Beltrán y especialista en coladas, consideró normal el hecho de que su marido sintiera fatiga por la maniobra: “Así con los brazos levantados todo ese rato, bien incómodo y ese bombillo tan resabiado se cansa cualquiera”, aseguró la mujer. Cuando se bajó del taburete, Beltrán aceptó que en esta ocasión tuvo dificultades para desenroscar el bombillo fundido: “Está apretadísimo, como pegado al plafón”, y lamentó que no hubo suficiente luz porque había ordenado que apagaran el suiche: “para que después el bombillo nuevo no me fuera a encandelillar**”, explicó. Tras intentar otro par de veces, Beltrán desistió: “Me da miedo hacerle más fuerza, lo voy a terminar quebrando”, y prefirió esperar la ayuda de su hijo Ricardo, de 14 años. (Informó: A-Pin)
*Butaca, butaco: silla pequeña con el asiento redondo generalmente. Sin espaldar. También le sirven al ser humano como extensión de sus extremidades inferiores.
**Encandilar, deslumbrar. Cuando los ojos se bañan en luz y uno enceguece momentáneamente.