Medellín, diciembre 6 de 2009
Una ligera disputa se desató esta tarde, al frente del Palacio de la Cultura, cuando Yuli Castro, 24 años, alegó fallas en la calibración de la pesa de Didier Ruiz. “¡Está mala, no puede ser que con la dieta que llevo esta cosa esté marcando 59 kilos!”, dijo Yuli. Por su parte, Sandra Soto, una amiga que la acompañaba y quien sostenía los bolsos de ambas, dijo: “no es justo; ella dejó el mecato y las grasas, y sale a caminar de vez en cuando”. El dueño del aparato —marca Camry y decorado con un adhesivo de pingüinos—, se defendió diciendo que “la pesa está buena, en tres años que llevo en esto nadie se había quejado, inclusive no hace mucho que la hice revisar… ¿dónde se pesó la niña antes?”. La joven dijo no recordarlo y pagó los quinientos pesos que cobra Didier por el servicio, no sin antes recomendarle que la revisara de nuevo. “Es muy duro, según esto no he perdido ni un kilo de los cuatro que tenía que bajar sino que antes gané tres”, remató, atribulada, Yuli. En un intento final, la mujer se paró otra vez en la balanza: A-Pin constató que la aguja marcaba 58,8 kilos. (Informó: A-Pin)
Por eso es que uno siempre se tiene que pesar en la misma pesa