Medellín, enero 10 de 2010

Cerca de las seis de esta mañana, Lorena López, de 19 años, fue despertada por el ruido producido por un altercado que ocurrió en su casa, a raíz de la caída accidental del teléfono celular de su hermano a la máquina de lavar ropa. “Cuando estaba sacando la ropa después de la lavada, vi en el fondo de la lavadora el celular de mi hijo. Yo siempre les he dicho que me lleven la ropa al lavadero desde la noche anterior porque es muy verraco* para uno tener que pasar recogiendo ropa a oscuras a las cinco de la mañana y tras de eso tener que revisar los bolsillos de los bluyines. Por eso es que pasan estas cosas”, explicó Carmen Díaz, madre del afectado. El joven, bastante alterado por lo sucedido, intentó prender el celular, pero éste no funcionó. “Y eso que es Nokia, esos celulares son muy finos y resisten hasta que les pase una mula** por encima. A lo mejor se fue prendido y el agua le dañó todos los circuitos”, afirmó. Al preguntarle por qué no revisó el bluyín, antes de dejarlo aparte para lavar, se rehusó a hacer más comentarios, visiblemente malhumorado. (Para A-Pin, informó Águila)

*Expresión usada, entre otras, para designar algo muy difícil.
** Término usado para referirse a un camión muy grande.

Esta noticia de Laura Ramírez Aguilar participó en el Primer Premio GRAN PINOCHO de Microficción Periodística, 2009.