En una casa de recreo al norte del área metropolitana, un farol de vidrio y hierro forjado no pudo encapsular debidamente un bombillo de 120 vatios de potencia. El hecho se presentó luego de que un grupo de visitantes solicitara la instalación de una fuente de luz en esa zona de la casa para poder seguir departiendo allí cuando cayera la noche. Según se supo, el farol no se usaba hacía meses y, por alguna razón no confirmada, el cable que sostiene el dispositivo para enroscar las bombillas estaba casi en el borde exterior del farol. «Yo creo que es que si lo dejan adentro del farol, no ilumina casi», aseguró una fuente cercana.