Medellín, febrero 13 de 2010

Tres jóvenes de diversas nacionalidades que bailaban, escuchaban música y fumaban marihuana en la quinta planta de un edificio debieron suspender su divertimento anoche cuando el vecino del sexto empezó a hacer fuertes ruidos en las paredes y piso de la sala de su apartamento para llamar la atención. “Sentimos al mismo tiempo risa y susto porque estábamos muy tranquilas”, contó la colombiana. La teoría de las chicas apunta a que la falta de actividad sexual del sujeto al que, de acuerdo con los sonidos que esporádicamente escuchan, le calculan un encuentro por mes, y el hecho de que se encontraba durmiendo en la sala de su apartamento y no en su habitación, es decir, que había discutido con su esposa, lo han hecho una persona aburrida. La joven francesa, algo indignada, dijo: “No entiendo qué pasó, somos tres personas, no creo que hagamos mucho ruido”. Las canciones en lista de espera sólo podrán ser escuchadas en la próxima rumba, a la que sin duda “vamos a invitar a nuestro vecino”, anunció la estadounidense. (Para A-Pin, informó Jana)

Esta noticia de Juliana Martínez Londoño participó en el Primer Premio GRAN PINOCHO de Microficción Periodística, 2009.