Medellín, febrero 17 de 2010

Esta mañana, el estudiante de publicidad Tomás Ospina, de 19 años, le pasó varias veces la palma de la mano derecha a una camiseta roja con estampados con el fin de eliminar las arrugas que tenía la prenda. “Es que mi mamá le dijo a la empleada que no más planchara las camisas de cuello y los pantalones, que porque en la casa somos muchos, entonces las camisetas simplemente las doblan y quedan todas arrugadas”, declaró Ospina, quien convive con tres hermanos y sus progenitores. Marta Alzate, madre de Tomás, confirmó lo dicho por su hijo: “Había días que a Amparo le estaba quedando muy duro, era demasiada ropa para arreglar y lo mejor era que no planchara todas las camisetas de los muchachos”. Amparo Zuleta, la empleada, afirmó que la nueva instrucción le alivianó el trabajo: “Ya no termina uno tan rendido, porque es que los pelao’s tienen mucha franela”, aseguró. Frotando sus manos para que la palma le quedara caliente “como en efecto plancha”, Tomás denunció a A-Pin: “Por ser el menor, me dejan casi todas las camisetas arrugadas… ¿Cuándo será que me independizo?”, puntualizó. (Informó A-Pin)