Medellín, marzo 8 de 2010

Ayer, la familia Quintero, que se encontraba reunida en la casa de la abuela Margarita, en el barrio Villa Hermosa, no pudo almorzar sancocho porque  Andrés, el sobrino menor, le dio un pelotazo a la olla y se regó todo el contenido. “Nosotros siempre montamos un fogón de leña improvisado en el patiecito de la casa…  Yo sí vi a los niños revoloteando por ahí, pero no les puse cuidado”, comentó Margarita. Andrés, quien jugaba con uno de sus primos con un balón de microfútbol alrededor del fogón, explicó: “Juan Esteban se hizo delante de la olla y dijo que jugáramos penales, yo tiré esa pelota con toda la fuerza y ¡fan!* tumbé la olla”. Se supo que después del daño, a Andrés lo castigaron con un mes sin televisión. “Yo estaba furiosa, cómo es que ese muchachito nos daña el almuercito. Al final nos tocó recoger el revuelto que ya estaba cocinado y comérnoslo con arroz”, declaró Martha Quintero, mamá de Andrés. La familia Quintero, que tiene como tradición hacer sancocho los fines de semana, espera que el próximo domingo el caldo de la olla no cuente con la misma suerte. (Para A-Pin, informó Trémula)

*Onomatopeya que describe el paso de algo veloz, o una caída.

Esta noticia de Mónica Samudio Valencia participó en el Primer Premio GRAN PINOCHO de Microficción Periodística, 2009.