Manizales, marzo 19 de 2010

Esta mañana, la universitaria Victoria Ceballos, de 22 años, tuvo que dirigirse a clase en medio de un inclemente aguacero, desprovista de paraguas, pues su madre se negó a prestarle el utensilio. Consultada sobre su férrea decisión, doña Consuelo Ramírez explicó: “Ni de riesgos se lo vuelvo a prestar, prefiero pagarle taxi. Siempre es lo mismo con esa muchacha, fíjese que ya me ha botado tres paraguas, cuando no es que los trae convexos”.  A su turno, Ceballos declaró muy indignada: “Es increíble que me deje morir así viendo que la universidad queda a dos pasos del barrio (Chipre, parte alta de la ciudad). Me tocó irme debajo de los techos porque qué dolor pagar tres mil pesos para dos cuadras, al menos me gano lo del taxi”.  En la tarde, este reportero pudo establecer que la señora de la casa había dispuesto periódicos viejos en el piso de la sala «para evitar que se formara pantanero» al regreso de la joven. (Para A-Pin, informó LeCar)

Esta noticia de Carlos Mario Vallejo Trujillo participó en el l Primer Premio GRAN PINOCHO de Microficción Periodística, 2009.