Titiribí, Antioquia, abril 5 de 2010
Ayer, cuando se encontraba de visita en casa de unos parientes, a Amparo Vargas, de 65 años, le quedaron colgando los pies del sofá al que la instaron a sentarse. La mujer, quien dijo medir 1,53 metros de altura, afirmó que no es la primera vez que le sucede: “No me puedo recostar en el espaldar porque entonces no toco el suelo”, aseguró. Arcesio Valderrama, el anfitrión y sobrino de doña Amparo, señaló que el espacio entre el piso y los pies de su tía podía ser de unos ocho centímetros. A-Pin pudo constatar el dato con un metro de modistería. “Esos muebles están hechos para gente grande y como mi tía es tan alta”, declaró entre risas Arcesio, de 42 años. Mary Solis, su esposa, quien miraba fijamente y sin asomo de sonrisa en su rostro cómo Amparo movía sus pies colgando, de manera reiterativa, hacia adelante y hacia atrás, confesó que su preocupación era que no fuera a ensuciar la zona inferior del mueble color beige con la parte posterior de sus sandalias negras número 35. (Informó A-Pin)