Medellín, mayo 6 de 2010

Esta mañana, al abordar por la puerta de atrás un bus de la ruta 143 de Guayabal La Colina, en dirección al centro, Adela Martínez, de 47 años, se obstinó en pagar los 1.400 pesos del pasaje. Pese a que el conductor le decía: “No, suegra, ¿cómo se le ocurre? Para eso le abrí la de atrás”, doña Adela mantuvo extendida hacia él la mano derecha con las monedas. “Ya me ha pasado antes, pero no descanso hasta que no me recibe el pasaje”, le dijo la mujer a este diario una vez se sentó en una de las bancas de atrás. El hombre al volante,  conocido entre sus colegas como Piolín, explicó su actitud: “Es que la señora es vecina mía y tiene una hija súper bonita, una sardinita de 17 años, entonces me gusta molestarla diciéndole suegra”, y agregó: “Ya en serio, me gusta hacerle la atención a la señora”. Intrigada, la compañera de asiento de la señora Martínez la interpeló diciendo: “Bobita, en vez de aprovechar, se ahorra aunque sea el pasaje”. A lo que Adela contestó: “¡Faltaba más, después quién sabe cómo se los cobra a uno, no no, si ese viejo no hace sino echarle los perros a la niña”. (Informó A-Pin)