Después de dos días sin practicar su agüero de cabecera, el señor Ángel Rojas -vendedor de frutas, granos y verduras- se volvió a poner una ramita de ruda en la oreja derecha. El hecho se presentó en el corredor principal de la Plaza Minorista de Medellín “José María Villa”, junto a las escaleras que conducen al primer piso del complejo comercial. Según le contó Rojas a este diario, es un hábito que tiene «hace más de veinte años». Como todos los días, la ramita le fue regalada a Rojas en la Tienda Naturista “El Jazmín”, ubicada justo frente a su local: “Es que tiene que ser regalada para que funcione, comprada no sirve”, aseguró el hombre, que confía ciegamente en su práctica: “Esto es de fé”, declaró, golpeándose el pecho, y sin sacarse un pitillito de plástico de la boca. “Lo que pasa es que a veces se me olvida”, agregó. Este diario conoció que, por lo general, el pequeño trozo vegetal logra estar fresco y en buen estado durante toda una jornada.