Girardota, mayo 31 de 2010

Esta mañana, Aníbal Piedrahíta, de 45 años, decidió no mirar la hora, como acostumbra hacerlo, cuando salió de su casa hacia el trabajo. Al enterarse del acontecimiento, un equipo de A-Pin decidió ir hasta la oficina de Piedrahíta para hacer la correspondiente indagación: “Pues hombre, me elevé mirando unas nubes y preferí no mirar el reloj, porque además siempre que lo miro son las cinco y media, ¿entonces pa’ qué?”, dijo el contador. A la hora de los hechos, la vecina Estefa Acosta, quien estaba afuera sacando la basura, declaró: “Pues yo sí noté que don Aníbal como que dejó de hacer algo, pero no caí en la cuenta hasta ahorita”, aseguró la mujer, quien añadió: “Levanté la mano para saludarlo y en esas llegó el camión, entonces me distraje, porque me gusta mucho mirar cuando el camión se traga la basura”. Aníbal, quien en el momento de darnos su testimonio estaba almorzando, miró con disimulo su reloj, terminó su jugo y volvió a su puesto de trabajo. Algunos de sus compañeros, como si se tratara de un secreto, contaron que “ese reloj que no miró se lo regaló su mamá de cumpleaños”. (Para A-Pin, informó Ledesma Ocampo)

Esta noticia de César Augusto Silva Saldarriaga participó en el Primer Premio Gran Pinocho de Microficción Periodística, 2009.