Medellín, agosto 2 de 2010.

Ayer en la madrugada, el ingeniero agrónomo Pablo Betancur llegó a su casa con una media de aguardiente* vacía en el bolsillo trasero de su pantalón. El hombre, de 22 años, ingresó a la residencia familiar a las 6:15 de la mañana, cuando su madre le servía el desayuno a su padre, coordinador de una institución de educación continua: “Yo nunca lo había visto tan borrachito, pero me dieron ganas de estriparlo fue porque desde las cuatro de la mañana no me contestaba el celular y no pegué el ojo**”, declaró Doris Muñoz, vendedora de productos Hámuei. Hernán Betancur contó que su hijo pasó frente al comedor tambaleándose, y que en ese momento le vio la botella de aguardiente en el bolsillo: “Me dio risa y le dije: ‘véalo pues, llegó con botella encima y todo’”, a lo que su hijo contestó, con la lengua un poco pesada: “Pero está vacía, pero está vacía”, y acto seguido entró a su cuarto. Doña Doris también denunció que intentó retirar un computador portátil que había encima de la cama de su hijo, pero éste le pidió, señalando hacia la puerta, que por favor se retirara. “¡Culicagao*** ya se cree grande!”, añadió la señora.

*Una media: recipiente de vidrio de tamaño 50% menor al de la “botella”. Su contenido emborrracha igual.
**Pegar el ojo: llevar los párpados superiores hasta los inferiores, manteniéndolos en esa posición lo suficiente como para recuperar energías y comenzar un nuevo día.
***Culicagado: infante, bebé, criatura que depende de otros para asear su retaguardia.