Medellín, septiembre 9 de 2010

La noche del pasado sábado, Matías, el french poodle de Juan Manuel Campo, bebió vino blanco. Según se supo, el hombre, de 38 años, había comprado una caja de Moscatel de Uvas para departir con su familia, y después de la comida decidieron abrirla. Tras servir el licor, notaron un comportamiento inusual en la mascota más grande y vieja de la casa: «Se movía de manera enérgica y rascaba las patas de la mesa, como cuando pide que lo saquen a hacer sus necesidades, pero me pareció extraño porque ya lo habían sacado», comentó Catalina Vélez, esposa de Campo. La pareja asegura haber deducido entonces que el perro “estaba pidiendo que le brindaran su ración, como miembro de la familia”. «Tomé la caja y vertí un chorro en su coca plástica. Ni siquiera la olfateó y bebió y lamió el líquido hasta que no quedó nada», relató Campo.“¡Pero siguió inquieto, como pidiendo más! Seguro pedirá vino cada vez que nos vea tomando, pero no le voy a dar, no sé qué tan dañino le pueda ser», agregó. Según se supo, Matías, que normalmente ladra en varias ocasiones durante la noche, no se dejó sentir. (Para A-Pin, informó Jhon David)