Gracias a una pinza para papel con la que un amigo suyo sostenía algunos documentos en la mochila, la señorita Isabel Páez Peláez pudo arreglar una chancla que se le reventó al intentar huir de la lluvia. Según se supo, al emprender la carrera, la joven sintió cómo una de sus chanclas de cuero se desprendía bruscamente: «Se reventó, y me tocó quitármela del todo y seguir corriendo descalza con ella en la mano», afirmó, y explicó que cuando todo indicaba que tendría que regresar a casa con un pie desnudo, su amigo Manuel Vélez la sacó del apuro: «Menos mal que este es como recursivo y me salvó pegando la correíta que se zafó con ese gancho; la verdad no me imaginé que resistiera tanto», declaró Isabel, quien contó que no tuvo problemas para llegar a casa, tomando el transporte público y caminando los demás tramos a paso moderado. (Informó: A-Pin)

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