Medellín, octubre 4 de 2010.

Esta tarde, cuando Alberto Restrepo, vendedor ambulante de tinto de 59 años, cruzaba la Avenida Oriental a la altura de la carrera 49, la señora Marta González atrajo su atención desde la acera para que le vendiera un café. “Yo le pregunté que cuánto valía el tinto y me respondió que cuatrocientos pesos y se devolvió», contó la mujer, de 38 años. Julián Quintana, quien pasaba por ahí en un automóvil de dos puerta, declaró: “Yo vi que el ‘man’ iba a pasar con ese carrito lleno de termos pero se devolvió en la mitad de la calle, pa’ saber* que yo había frenado con tiempo”. Según pudo comprobar A-Pin, en el momento en el que la señor González sacaba la monedera para pagar, un hombre que iba por la misma acera se acercó y compró un perico**. Aunque en un principio don Alberto se mostró reacio a comentar el hecho, logramos hablar con él: «Cómo dejo pues a la gente sin tintico. Además el carro no venía tan encima, porque si no me hubiera seguido hasta el separador», aseguró el hombre, antes de lanzarse nuevamente a la calle. (Para A-Pin, informó Viga)

*Para saber: “teniendo en cuenta”, “siendo”, «sabiendo», “a sabiendas de”, etc.
**Espécimen bebedizo sin plumas ni pico, a base de café y leche.