Austin, Texas

Ayer, en uno de los laboratorios de microbiología de la Universidad de Texas, la bióloga colombiana Catalina Hernández bebió varios sorbos de agua agazapada en su escritorio. Esta conducta llamó la atención de su colega cubana Diana Balboa, quien relató los momentos previos al hecho: “Ella estaba frente al computador y de repente sentí que me miró, yo seguí en lo mío, pero luego vi que se agachó y, prácticamente, se metió debajo de la mesa”. Catalina, de 33 años y con la botella sin etiqueta junto a su pie derecho, explicó: “Lo que pasa es que recientemente actualizaron las reglas de bioseguridad en este laboratorio y prohibieron el consumo de alimentos y bebidas”. La mujer dijo que le resulta “imposible” estar durante un día completo sin beber agua: “Voy a seguir entrando mi botellita cada vez que pueda porque si no me toca pararme cada rato a buscar agua afuera”, dijo, y admitió que, pese a la incomodidad, alcanzó a tomar “dos chorros grandes” del líquido. A-Pin pudo establecer que Balboa no tiene intenciones de delatar a la colombiana, “siempre que no se produzca ningún reguero*”, aclaró. (Informó A-Pin)

*Reguero: en el caso cubano se refiere a confusión, desorden, enredo.