Medellín, noviembre 9 de 2010

Ayer en la tarde, Camilo Remolina, de 16 años, le confesó al sicólogo de su colegio que decidió reprobar el año escolar para “hacer sufrir” a su mamá después de que se divorció de su padre. Según confirmaron amigos y profesores, Remolina había sido hasta 2009 un alumno ejemplar: “Pero este año se echó en las petacas* y perdió hasta los descansos”, comentó Abel Ruiz, coordinador académico de la Institución Educativa Gregorio Gil. Aunque el joven se limitó a decir que escribiéramos “lo que nos diera la gana” con tal de que cambiáramos los nombres, el profesional que lo atiende, Julián Prada, explicó: “Es muy común que ante la separación de sus padres, los hijos culpen a aquel con el que se quedan, pues suponen que si uno de los dos se va debe ser porque algo le hizo el otro”. Por su parte, Amanda Lopera, madre del menor, contó que, por iniciativa de este, anoche mismo sostuvieron una larga conversación: “Se estaba sintiendo muy mal, y reconoció que perdiendo el año se castigaba él mismo, no a mi”. A-Pin pudo establecer que durante la noche se escuchó al joven sollozar en su habitación. (Informó: A-Pin)

*Darle uso continuado a la propiedad amortiguadora de las nalgas contra cualquier superficie. Dedicarse abiertamente a la inactividad.