Cuando se estaba vistiendo para salir a ensillar los caballos de la finca en la que trabaja como encargado del cuido, cerca a Anolaima, Cundinamarca, Epaminondas Serrano, de 45 años y oriundo de Santander, descubrió que su bota del pie izquierdo se había roto. Al preguntársele la razón de la ruptura dijo: “Quizás es normal después de tres años de uso”, y con sus ojos anegados en lágrimas, manifestó que eran sus botas preferidas. Cuando A-Pin quiso conocer el número de las mismas, Epaminondas declaró: “¡Hace tanto rato que no compro unas que ya no recuerdo cuál es mi número!”. Según se pudo establecer, la otra bota que aparece en la foto no es la pareja de la rota, es propiedad de uno de los hermanos de Serrano quien la olvidó días antes. Epaminondas debió salir a hacer sus labores diarias con la bota rota. (Para A-Pin, informó Olga Lucía Navas)
La creatividad de la imagen, con el relato de la historia, dan referencia no solo a la vida real y cotidiana de Epaminondas, sino que ademas, ofrece esa imagen magica de la vida campesina en Cundinamarca. Magia del hombre que reconoce su calzado de labores rutinarias.