Tulcán, Ecuador (A-Pin). En apuros se vio el niño Juan Felipe Carrillo, de 4 años, con la porción de maní que le regalaron dos extraños cuando iba a bordo de un bus rumbo a la ciudad de Quito. “Nos cayó en gracia y como nos habíamos estado sonriendo con él todo el viaje, le ofrecimos maní del nuestro”, contó Nancy Alzate, comerciante pastusa. Según las fuentes, Juan Felipe, quien viajaba con su mamá y una hermana de 8 meses, se había negado en primera instancia a recibir el mecato: “La mamá fue la que le dijo que recibiera”, declaró Manuel Velásquez, socio de Alzate. De acuerdo con los testimonios, el niño sólo comió uno de los ocho granos recibidos y procedió a guardar los restantes en la bolsa negra que le habían entregado para usar en caso de mareo. “Le hizo un nudo a la bolsita y se puso a jugar con ella, mirándonos, como con miedo de que nos diéramos cuenta de que no le habían gustado”, afirmó Nancy, quien acostumbra comer cacahuates sin sal para no marearse. “Al rato fue que escuchamos que le dijo a la mamá que eran para la niña”, relató Manuel, quien manifestó sentirse culpable por la incomodidad de la criatura.