La Paz, Bolivia (A-Pin). Los colombianos Ignacio Poveda, de 52 años, y su hija Yaneth, de 26, observaron con sorpresa que en el restaurante al que acudieron ayer les sirvieron de postre un par de mandarinas. “Nos pareció curioso, eso nunca lo habíamos visto”, declaró a este medio Poveda padre, quien se encuentra de vacaciones con su primogénita en un recorrido por Perú y Bolivia. Según le contaron los afectados a este diario, ambos pidieron el plato del día que incluía barra de ensaladas, kisa* y postre. “De dulce nos imaginamos alguna compota o pastelito porque ya nos han servido cosas así en otras partes, pero no una fruta así puesta en plato y todo”, informó la joven, de profesión psicóloga. A-Pin conoció que los ejemplares eran de tamaño medio y fueron llevados a la mesa en el mismo momento en que se sirvió la bebida. “Es normal, además las mandarinas están en cosecha”, explicó el mesero Eddy Marca luego de recoger de la mesa los platos limpios donde había depositado las frutas. “Echamos las mandarinas al bolso para comérnoslas mañana por la mañana”, concluyó Ignacio.

*Aguadulce con sabor a durazno. Se prepara sumergiendo una de estas frutas, debidamente pelada, en agua hirviendo.