Doña Isolina se sienta todos los días
En Bolívar con Maturín.
Abraza con sus piernas
Una olla de aluminio
“Le caben más de cincuenta litros”
Llena de morcilla y buche
Que menudea desde mil.
*
Bolsas negras cuelgan de las orejas
De la olla
Papel de envoltura que se transparenta con la grasa
Una pesa pequeña y roja
El salero vestido de dispensador
De salsa de tomate
Más seis limones y un butaco
Componen el puesto improvisado.
*
Son 39 años vendiendo morcilla y buche
En el mismo sector
Cruzada de brazos
Con el índice se soba las comisuras de los labios
El cuchillo en el regazo
“A veces las ventas son muy malas”.
En esas llega una señora canosa
Con un billete de dos mil
Para que doña Isolina le corte
Ocho trozos de morcilla hervida y blanda.
*
“Si la gente compra pa’ comer acá
le echa sal y limón”
Dice doña Isolina
Está ahí desde las tres
Hasta las nueve de la noche
“Hace quince años me hago aquí”
Porque antes del Metro
Se sentaba varios pasos más arriba
Por donde baja un señor flaco.
*
Camisa a cuadros, bolso cruzado
El hombre se acerca a doña Isolina y estira su mano.
Le ofrece un candado grande con dos llaves
Brilla como oro
“Lleve el candado señora”
Pero Isolina ni lo mira
Y el señor, con el candado ofrecido
Sigue su camino.
“Hoy en día todo está muy duro”
Sentencia Isolina
que lo ve alejarse.

Poema informativo publicado originalmente en la edición Nº 17 del periódico Universo Centro.

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