Miles de argentinos
Cientos de colombianos
En el ‘Cementerio de los elefantes’
Ciudad de Santa Fe
Cuando Colombia y Argentina se enfrentaban

Competencia en la tribuna
Así como en la cancha
Tanto azul celeste
Y el tricolor de banderas y camisetas destacando

Noche helada
Niebla
Apenas un colombiano
En un extremo de platea

Centros, tiros al arco
Algunas faltas
Gritos gauchos a todo pulmón
“¡Buuurro!”, cuando un balón mal se pateaba
Gritos de Colombia opacados
Menos el del solitario colombiano en platea:
“¡Amarillita, juez!”, cuando una falta a favor de su equipo el árbitro pitaba
“¡Amarillita, juez!”, repetía, sobre una pareja de argentinos en la grada de abajo
Que de reojo lo miraban

De pronto
En una falta colombiana que ameritaba
El hombre abajo
Con menos fuerza en la voz, con claridad y resuelto
Cabello blanco, bufanda oscura: “Amarillita, juez, amarillita”
Y su mujer al lado, gorro albiceleste bien calado
Le ponía el codo en la costilla
Una mirada hacia atrás:
Allí estaba el colombiano
Riendo
Y al final del partido, un estrechón de manos.

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