Por: Cielos Distintos.

En la salida de Bogotá por la carrera séptima, a mano izquierda, cerca de todo y lejos del resto, hay un sitio bien idiosincrásico, bastante creo yo, o como decimos en Medellín: “demasiado”. Al parquear, ya puede percibirse en el aire un cierto olor a patria: carros con rines de “lujo”, donde lujo traduce “lobo”, palabra proveniente del verbo “engallar” utilizada sobre todo en Medellín y Cali, de ahí el que no fuera gratuito que las placas de los vehículos, en su mayoría, fuesen de estas dos ciudades. Reconozco que llegué en un bólido, matriculado en Cali, con equipo de sonido morado y rojo y cuatro amigas cantando a viva voz: “Enamorándome de ti…”, quiero decir con esto que estaba a la altura del evento.

En toda la entrada un aviso nos anuncia la llegada al ‘Tejo Gomelo’ (y yo que creía que sabía el significado de la palabra gomelo, que como no aparece en el diccionario en línea de la RAE, pues entonces uno trata, por contexto, de encontrarle algún sentido, pero aquí sí creo que todo intento de significante es bastante inútil).

Entonces bien, cuando pensé que todo paraba ahí, que lo que seguía era pasar el resto de la tarde tirando el tejo (porque el tejo no se lanza, se tira), me encuentro con que este pasatiempo boyaco, es considerado deporte nacional y en ese mismo instante comprendí por qué en Medellín fue alcalde Luis Pérez, por qué en Bogotá votaron por aquel célebre concejal, por qué en Cali salió electo un alcalde ciego que además se hizo el de la vista gorda y el por qué de la desastrosa inauguración del mundial sub20 en Barranquilla.

¿Deporte nacional?, peor aún, ¿deporte? “Dios mío, no los perdones porque es imposible que no sepan lo que hacen”.

Deporte la gimnasia, el ciclismo, la natación y hasta el ajedrez… ¿pero el tejo deporte? Como vamos a llamar deporte a un juego que en su sitio de práctica se puede leer en un cartel: “Consumo mínimo por cancha: un petaco de cerveza o una botella de licor”.

Entonces, como ex competidora de varios deportes de verdad, deduzco que el dopaje en el tejo es estar sobrio, ¿no? No hay que ser muy inteligente para deducir lo siguiente: Que el tejo es un deporte para mayores de edad exclusivamente, quiere decir que nunca habrá “nuevas promesas del deporte nacional” a dios gracias; que perjudica el núcleo familiar por malgastar el sueldo en trago; que puede ser causa de maltrato en el hogar por llegar a casa ebrio o ebria después de cada entrenamiento; que perjudica la salud; que puede ser causa de ausencia laboral y de uso indebido de la EPS (por guayabo); que a largo plazo, no se mejora la técnica, sino que se destruye el hígado; que un mal perdedor, en esa borrachera y con ese tejo, puede causar una desgracia peor que la de Munich y, por último, no quisiera ver los partidos de demostración de nuestro orgullo deportivo, donde la hidratación correrá por cuenta de Nectar Azul, patrocinados por Weekend y zapato-teni de Verlón o eligiendo por mascota a TEJITO, que lo harían con los sobrantes de la próxima chatarrización de buses.

Bueno, el único alivio es que nunca seremos sede de un mundial (del de verdad, no sub20) o de unos juegos olímpicos. Y si algún día la FIFA o el COI cometieran ese error, faltando un año para la inauguración nos quitarían la sede por atraso de tres años en las obras y el tejo seguirá siendo, por fortuna, desconocido para el resto del mundo.

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