Gonzalo Vélez y Omar Zuluaga se encontraron a las 9:30 de la mañana en el Salón de Billares Quórum, ubicado en la carrera 41 con calle 38 sur, en Envigado, para practicar la “Teoría de los Diamantes” o “Sistema de puntos”. Este saber consiste en numerar las bandas de una mesa de billar y así calcular el recorrido de la bola con exactitud. Los jubilados, amantes de las tres bandas, practicaron hasta el mediodía. Este diario los acompañó.

En la foto, Vélez (de espaldas) y Zuluaga. “Para mí el billar es arte y ciencia, porque así como un pintor mueve el pincel, uno mueve el taco. Y ciencia porque hay que saber matemática y cálculo”, afirma Zuluaga.
—

Para practicar la “Teoría de los Diamantes”, los billaristas ubican una de las bolas de forma paralela a algunos de los diamantes de las bandas. “De acuerdo a los valores de los diamantes, usted hace la resta dependiendo de dónde estén ubicadas las bolas”, dice Vélez.
—

“El billar es una buena distracción para uno a esta edad porque se necesita análisis, memoria, buena visualización y uno se tiene que estar moviendo”, declara Zuluaga.
—

Los billaristas acostumbran señalar con el taco el punto preciso donde debe pegar la bola para que una carambola a tres bandas sea realidad. “Esto no es tan fácil”, asegura Vélez.
—

“Uno no puede olvidarse de la tiza, porque sino se descacha”, cuenta Zuluaga.
—

“El guante es muy importante porque a veces el sudor impide que el taco se deslice y como mis tacadas son largas, me gusta usarlo”, afirma Vélez. Nótese la postura elegante del dedo meñique.
—

Zuluaga y Vélez utilizan lo que ellos llaman “Tabla del Sistema”, un cuadro con los valores de los diamantes de las bandas. “Esto es una tabla de compensación, nos sirve para aplicar la fórmula ‘Llegada = Salida – Ataque’”.
—

Guillermo Ortiz, quien atiende el Salón de Billares, se acercó para hacer una difícil carambola de tres bandas. “Yo sí sé mucho de esto”, dijo el experto y profesor de billar mientras Vélez observaba la acción y doblaba la “Tabla del Sistema”.
—

A las 12:30 del mediodía, y luego de jugar durante tres horas, los jubilados se fueron para sus respectivas casas a almorzar. En la foto podemos ver la cuenta: los $7.700 son del billar y los $500 de un tinto. “Por las mañanas es a mitad de precio, por eso nos gusta venir temprano”, concluyó Vélez.